Alguien quiere pensar en los niños
Durante estos meses hay mas de un momento en el que me da por pensar «Alguien quiere pensar en los niños» y es que no puedo dejar de sentir que son los grandes olvidados, como adultos de a poco hemos tenido mas oportunidades de recreación mientras que los peques van al último, hoy nos paso algo que reafirmo ese sentimiento.
Hace unas semanas unos amigos nos contaron de un lugar donde los peques podían entrenar futbol, no era una liga como tal eran un grupos de papás que se juntaron para que sus niños tuvieran la oportunidad de hacer algo al aire libre con otros niños, Marco llevó a Angel y esté regreso encantado con la oportunidad, tenía mas de un año que no se reunía con otros niños y era un grupo reducido mas o menos 11 y no siempre vienen todos a entrenar.
El lugar esta a la mitad de un campo de cultivo y ha sido una experiencia increíble para mi pequeño, el paisaje para llegar esta lleno de campo verde y cielo azul, una ocasión en el camino vimos todo un rebaño de ovejas que se orillo para que pudieramos pasar y en los entrenamientos recientes había un potrillo cerca que se llego a meter en el campo porque quería jugar con ellos.
Pero justo esta lejanía y las lluvias ha hecho que sea complicado llegar al campo, el entrenamiento pasado el carro de uno de los papás se quedo por un momento atascado y Marco junto con el entrenador se unieron para poderlo sacar, como la lluvia ha seguido con todo el dolor decidimos que mientras la lluvia siguiera no podíamos regresar y eso es algo que nos dolía a todos porque era el único momento que tenían contacto real con otros niños ( Angel y los hijos de mis amigos no están escolarizados y los otros niños regresaron en modalidad virtual a clases).
Así que hoy cuando una de las mamás dijo que podíamos ir al campo que tiene el lugar donde vive pues decidimos aventarnos, éramos 4 familias con nuestros peques no parecía mayor problema, llegamos Angel corrió feliz a incorporarse con sus compañeros y el entrenamiento corría sin mayor problema, los niños jugaban dentro del area que estaba destinada para eso y mientras tanto nosotros les observabamos, entre los papás había distancia pues tratamos de ser lo mas precavidos cuando después de aproximadamente 50 minutos vimos que se acercaba un vecino con el vigilante.
Fueron con el papá que nos invito y al parecer se habían quejado de nuestra presencia, el papá no comprendía cual era el problema, ellos alegaban que no era un espacio publico sino para residentes y él trataba de explicarles que eran amigos de sus hijos que él había invitado para jugar, estuvieron dialogando unos minutos pero para no hacer mayor el problema se decidió poner fin al entrenamiento.
Toda la tarde he estado pensando las razones que podían tener los vecinos para que nuestra presencia fuera incómoda pero en verdad que no las encuentro, los carros no obstruían entradas ni lugares pues había bastante espacio, los niños simplemente estaban jugando, era un horario adecuado, no había ruido excesivo, nadie fumaba, tomaba, ni tenía conductas inapropiadas, es mas ni siquiera era que lleváramos horas ahí.
Tal vez es que no pensamos en que los espacios de convivencia de los peques son importantes, Angel y los hijos de mis amigos no están escolarizados, sus compañeros de equipo si pero están en clases virtuales, este es el único espacio que tienen para convivir con sus pares y es tan importante para todos que hacemos lo posible por procurarles este encuentro, porque no es sano que sus espacios de estudio, convivencia y recreación sean exclusivamente con pantallas.
Como adultos no solo tenemos mas opciones, también tenemos la madurez de entender y enfrentar esta situación y a veces no nos es sencillo, pero ¿Y los niños? están perdiendo momentos que no van a regresar, no, no es que los vivan de manera diferente, intento comprender la molestia, busco en mi la empatía que creo ellos no tuvieron porque siento que efectivamente tienen derecho a quejarse, pero ¿no pudieron esperar a que los peques se fueran? buscar otra manera, darles al menos 2 horas de libertad ¿en verdad era mucho pedir?
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